Serie: Algunos Perfiles de la Biblioteca Nacional
Revista Summa +58
Por Roberto Fernandez.
Bestiarios de la Arquitectura
Borromini había sido acusado por la ortodoxia Berniniana de la Roma del siglo XVI de quimérico y en la perspectiva Renacentista ese insulto era grave porque aludía a los carentes de equilibrio para la composición clásica como los que eran afectos a mezclas alusivas al personaje mitológico de la quimera , a saber , una cruza de animales fantásticos y/o reales .
El quimérico Borromini podría inaugurar la tradición moderna de los Bestiarios como arsenal metafórico de la Arquitectura , con su uso de abejas emblemáticas y demás referencias órganogenerativas de sus aparatos especiales. Conchas , caracoles , hojas de árboles habían interesado a toda una genealogía estética tan amplia que va de Goethe hasta Bachelard.
El enciclopedismo no quedará afuera de una pasión anatomista no exenta de cientificidad como en algunas láminas de Diderot , que encerraban el realismo analítico tardo-manierista de pintores como Pontormo o Bronzino eran afectos además a saquear sarcófagos todavía sangrantes para entender a fondo la anatomía, pero además con el incipiente fervor romántico por los estragos de la muerte y el agobio decadente de la naturaleza.
En esa tradición , el ignoto Norteamericano J.V.Lafferty, de Filadelfia obtuvo el 5 de diciembre de 1882 la patente 268.503, que le reconocía la invención de la casa elefante, cuyo cuarto posterior servía de escalera y la trompa descargaba a tierra los afluentes. Y si Barbier proponía una casa – columna – ruina a fines del siglo XIX
Olbrist no desdeñó las referencias de arqueológias óseas, alusiones que como sabemos desembocaron en varios temas gaudianos, desde los esqueletos hasta las caparazones marinas.
La corporalidad humana - o mejor todavía , la del hiperaludido aparato sexual masculino – fatigó otro linaje de proyectualidad , que une el templo del placer de Ledoux con una casa propia de S. Tigerman, de los años 70.
Así como la tradición de animalística de grandes artefactos cuadrúpedos sagazmente patentada por Lafferty se derivó a varios proyectos del ítalo-argentino-C. Testa, desde el dinosaurio de un Auditorium de música que obtuvo una mención en un concurso de los `60 hasta la vaca con patas , la imagen detonadora de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, también resultado de un concurso sesentista pero concluida a fines de los 90 ya depurada de toda zoologicidad: la piranesiana característica del edificio Argentino moderno más conocido – el banco de Londres , proyecto de un equipo integrado por Testa – también incluye alusiones usadas en el proyecto de pieles animales y carcasas oseológicas a partir de las cuales se desplegó la poderosa imagen tectónica del aparato edilicio, nunca mejor definido.
De paso, ¿ No es la idea de piel un recuerdo animalesco que retiene el high-tech contemporaneo a tono con la excelente prestación técnica de dicho organismo corporal?
Apenas una piel , enigmática y mórbida , fue la ballena que se tragó Kabbah , definición que Starck le puso al proyecto de Nouvel para el teatro lírico de Tokio. Y por supuesto , animalesco es el más exitoso form-giver del cambio de siglo , el californiano Gehry , todavía ensimismado en dalinianos fantasmas fósiles de los peces muertos – un armazón de espinas y algún desvaído remanente de la piel escamosa – que veía cuando niño en las populares playas de Venice , su ciudad natal. Peses alegóricos que aparecen en su Camp good Times – estimulados por el pop de Oldemburg , su socio en la aventura o en el pórtico del hotel Barcelona. O cuerpos ofídicos que se torsionan en el edificio de Dallas , caparazones animalescas del Guggenheim o ataduras que estrechan morfologías zoomórficas de los edificios de praga o de Francfort. Todo un elaborado bestiario , casi en la linea de los cuadernos medievales de Villard d`Honneccourt y con la misma y permanente búsqueda de mímesis de unos artificios a la caza – nunca mejor dicho – de su origen natural.